El almacén industrial de la familia Dávalos ocupa una manzana entera con fachada a la calle Herrero, en el entramado urbano de la ciudad. Se trata de un edificio de singular relevancia, pues es el mejor ejemplo de arquitectura industrial conservado en el centro urbano, que mezcla además los preceptos de la arquitectura económica e industrial con aquellos decorativos del modernismo propio de su autor, José Gimeno Almela.
Se trata de tres grandes naves entrelazadas de aspecto típicamente industrial decimonónico, cuyos muros son de mampostería careada, mientras bordes, espacios divisorios y cornisas se resuelven en ladrillo visto. La parte superior de los testeros se reviste de azulejería verde, mientras la parte central se resuelve con hastiales dobles, con dos vanos en las naves laterales y un óculo en la central, y un antepecho escalonado que se remata con teja vidriada.