Es un callejón en esquina, donde existen dos altares, uno en cada lado del ángulo interno, de tal modo que son respectivamente el fondo de perspectiva de la visual correspondiente. Los altares son arcos ojivales abiertos en el muro, en cuyo interior están los rostros del Jesús Ecce-Homo y la Virgen (“La Dolorosa”), representados por sendos paneles de azulejos.
Se apoyan en una repisa moldurada corrida y sobre un zócalo de azulejos, que combinan el blanco con cenefas florales. Los azulejos del zócalo son de finales del siglo XIX con una composición de aires populares (sustituyendo a otros del siglo XVIII pintados a mano). Los azulejos de las figuras corresponden al ceramista Vicent Castell.
En la última década del siglo XIX, las primitivas imágenes fueron sustituidas por dos lienzos realizados por el pintor Bernardo Mundina Vilavalle -desaparecidos en 1936- al tiempo que se realzó el lugar con un pequeño descansillo y se adornó el rincón con un amplio zócalo de azulejos rameados. La bóveda, clave y moldura corrida son barrocas, y pertenecen a una anterior capilla de siglo XVIII; el resto de decoración es de final del siglo XIX.
Cristo con corona de espinas y túnica azul sobre los hombros.
La virgen con manto azul y con signos de dolor en su rostro.