La plaza María Agustina se construye en 1886. Debe su nombre a Maria Agustina, una esclava negra liberada que trabajó de sirvienta en casa de la condesa de Pestagua.
El giro natural de los caminos que en la plaza confluían era en la dirección de las agujas del reloj. Cuando comienza el tráfico automovilístico en la ciudad, se respeta este sentido de giro de forma natural. En 2004 el Ayuntamiento de Castellón decide invertir el giro tradicional de la plaza María Agustina, poniendo así fin, después de décadas de tradición, a una de las particularidades más características de la ciudad.
En la plaza existen varios elementos de aplicación cerámica. Por una parte, un gran macetero (cuya forma geométrica res es un eneaedro) que cerca la base del centenario ficus aparece revestido de trancadís bicolor (marrón y blanco en el remate superior) en el cual se destacan diversos panales de azulejos con los escudos heráldicos de los municipios que conforman las partidas judiciales de la provincia de Castellón. Estos paneles rectangulares tienen 4×7 azulejos.
Las rocallas que enmarcan los paneles recuerdan los diseños alcorinos del género Álvaro en los que el ceramista Guallart fue un consumado maestro. Encima del panel dedicado a Castellón de la Plana tenemos otro panel de similares dimensiones que hace referencia a un homenaje realizado al ficus centenario el día de la Fiesta del Árbol de 1984.
En el centro de la plaza existe una escultura de la alegoría de la Paz cercada por un macetero de trencadís bicolor similar al que rodea el ficus. Idéntico revestimiento cerámico podemos observar en los reposa brazos de los bancos y en los pies de las farolas y papeleras, confiriendo una cierta armonía de textura y color a todo el conjunto cerámica de la plaza.