El Palacio Episcopal de la ciudad de Castellón, que tiene la categoría de BIC,fue construido extramuros, junto a la Acequia Mayor de la villa, a finales del siglo XVIII (1793-1795). Es el mejor ejemplo de la arquitectura neoclásica de la capital de la Plana, y uno de los pocos ejemplos de arquitectura académica en la ciudad. En 1802 se producirá el enlucido de los exteriores del palacios y en 1962 éste sufrirá una gran reforma interior dirigida por Vicente Traver Tomás, para convertir el edificio en sede del Obispado de Segorbe-Castellón.
Se trata de un edificio de planta rectangular, desarrollada a partir de un eje axial y núcleo central formado por el zaguán, la escalera y el vestíbulo en el primer piso. El zaguán funciona a modo de entrada, cubierto con bóveda de cañón, la escalera muestra magníficos peldaños de azulejos en forma de gran escalera imperial de piedra que divide en dos el piso noble, y ocupa todo el vestíbulo.
En el piso noble, en la zona central se distribuyen salón, capilla y despacho, a la izquierda las habitaciones privadas del obispo Salinas, y a la derecha las del servicio. Cabe destacar que tanto los peldaños de la escalera como las estancias privadas del palacio, conservan un interesante muestrario de azulejería de finales del siglo XVIII.